Más energía nuclear (20/04/2009)
Como ya hemos comentado en alguna ocasión en El Observatorio, el debate sobre energía nuclear (de fisión) se ha vuelto a poner de moda en los últimos años. Los partidarios de esta energía alegan que es una gran aliada en la lucha contra el cambio climático, ya que no produce CO2 como residuo. De hecho, según la última encuesta de la Comisión Europea sobre la actitud de los ciudadanos hacía la energía (julio 2008), los partidarios y los opositores se encuentran en un empate técnico por primera vez. Como ejemplo de lo que se suele argumentar a favor, leíamos el otro día en El País, un artículo escrito por Ana Palacio, ex Ministra de Asuntos Exteriores y actual vicepresidenta del grupo AREVA. AREVA es una empresa pública francesa, de las más importantes del mundo en cuanto a diseño y mantenimiento de reactores nucleares, con divisiones en todas las ramas de la energía nuclear civil, desde minas de uranio hasta tratamiento de residuos.
En el artículo se podía leer: “incluso desde las proyecciones más optimistas en cuanto a avances tecnológicos, no hay hoy por hoy solución a esa ecuación que no pase por incluir la energía nuclear en el arco tecnológico.” Esta afirmación es cuanto menos algo exagerada. De hecho, nadie se plantea la energía nuclear como algo que pueda reducir las emisiones a gran escala, ya que no se puede atender mayoritariamente las demandas de energía con energía nuclear.
Y desde luego existen estudios que plantean un futuro de abastecimiento posible con renovables como por ejemplo:
- El Proyecto SIGER (Julio 2005; llevado a cabo en conjunto por el Ciemat y el ITT de la Universidad de Pontificia de Comillas);
-El artículo “Scenarios for the evolution of the Spanish electricity sector: Is it on the right path towardssustainability?“ Energy Policy, Volume 36, Issue 11, November 2008, Pages 4057-4068; en el que se plantea un escenario viable Energy Policy, Volume 36, Issue 11, November 2008, Pages 4057-4068; en el que se plantea un escenario viable de reducción 50% de ka nuclear en España para el 2020;
- También el propio Informe de El Observatorio que plantea como energéticamente posible un futuro con apagado progresivo de nucleares y reducción de gases de efecto invernadero.
Por otra parte la afirmación “Allí, como aquí,(Francia y España) el 20% de la electricidad consumida es de origen nuclear, y en ambos la nuclear es la fuente principal de electricidad que no emite CO2. “ es mentira. La suma de eólica e hidroeléctrica supera a la nuclear, y en picos de generación la eólica llega a duplicarla.
Pero dejando a parte esto, su discurso se centra en el reciclaje de residuos nucleares: “un 96% del combustible de uranio es reciclable. O dicho de otra manera, si se recicla el combustible usado, se reduce el volumen del desperdicio a solamente un 4%” o “franceses, japoneses, ingleses, holandeses, entre otros, han comprendido que el combustible nuclear usado es una fuente de energía limpia, y no un “material inservible”, y lo reciclan. Reciclan hoy, sin esperar a tecnologías futuras que los pronósticos más favorables no prevén en funcionamiento antes de 20 años. Reciclan hoy, porque es una solución económicamente competitiva, favorable al medio ambiente y responsable respecto de nuestros hijos.”
Vamos a analizar un poco en qué consiste esto del “reciclaje” de residuos nucleares. Desde los comienzos de desarrollo de los reactores nucleares se ha buscado el aprovechamiento del plutonio que hay en los residuos tratando de llegar a un ciclo cerrado que daría energía muy barata de manera indefinida; desgraciadamente el tratamiento de estos residuos ha resultado ser un problema mucho más complejo de lo que se pensaba en un principio. Actualmente se fabrica un combustible nuclear a partir de residuos, el mixed oxide fuel o MOX. Pero el MOX no es ni de lejos la panacea, en los reactores actuales (de segunda generación) apenas supone un 5-6% del combustible total, y además el MOX está compuesto mayoritariamente por uranio “nuevo” y tan solo en una pequeña parte por plutonio reutilizado, es decir que realmente se sigue necesitando Uranio, y los residuos se siguen produciendo, no se pueden aprovechar en su gran mayoría. Los nuevos reactores EPR (European Pressurized Reactor) de tercera generación (que diseña y construye AREVA) podrían aumentar hasta quizá una tercera parte del combustible total la cantidad de MOX admisible. Y aun así, el MOX también produce residuos de alta actividad, que tecnológicamente sería posible volver a convertir en combustible, pero en cada vuelta del ciclo el proceso es más caro y complejo, y por tanto en la realidad no se hace. Además (algo que nunca se dice) el tratamiento de los residuos (al igual que el proceso que convierte el Uranio en el combustible usado en los reactores, UO2) sí que produce emisiones de CO2, que aumentan cuanto más impuros son estos residuos.
Otro de los motivos por los que no se ha generalizado más este “reciclaje” deriva de la complejidad del proceso y del riesgo que entraña. Las plantas de reprocesamiento de residuos se han probado en varios países (ingleses, rusos y americanos aparte de los franceses, también lo han intentado) pero el proceso conlleva unos procedimientos químico-mecánicos muy peligrosos, que plantean serios problemas de seguridad, tanto desde el punto de vista de funcionalidad de la planta (problemas de fugas de los ácidos empleados) como desde el punto de vista de la proliferación (transporte de los materiales nucleares entre las centrales y la planta de reciclaje). Por mucho que la señora Palacio quiera minimizar el problema, sigue estando ahí: la vigilancia y seguridad de este proceso a gran escala sería más costosa y más complicada que simplemente proteger los almacenamientos de residuos
También se puede añadir a todo esto que si bien la energía nuclear puede parecer muy barata, en gran medida es porque el mayor coste, que es la inversión inicial, se suele financiar por medios públicos, y luego, como por ejemplo en el caso de España, hay otros gastos como el coste de la moratoria nuclear, la financiación del segundo ciclo del combustible nuclear y los costes del stock estratégico de combustible que los pagan los consumidores en la factura eléctrica.
Como conclusión se puede decir que, si bien existe en Francia, y a menor escala en otros países, una tecnología que permite parcialmente la reutilización de los residuos, esto no quiere decir que haya un ciclo cerrado en las centrales nucleares, que es lo que sugiere el artículo. Con el desarrollo de los reactores de cuarta generación y de la transmutación quizá se podrá estar más cerca de esta meta (dentro de 30-40 años), pero actualmente las centrales nucleares siguen teniendo el mismo problema que hace 40 años, la generación de residuos de alta actividad. Además, hay que añadir que esta pequeña reutilización de los residuos no altera el problema que hay actualmente con el Uranio, y es que al ritmo actual de consumo las reservas mundiales previstas son de unos 70-80 años, y que por tanto si aumentamos la demanda (número de centrales nucleares) evidentemente las reservas disminuirán proporcionalmente.