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El “debate” nuclear (07/06/2009)

El pasado 5 de Junio, además de día Mundial del Medio Ambiente, era el final del plazo que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tenía para dictaminar la viabilidad técnica de la explotación de la central nuclear de Garoña. El pleno de dicho organismo, compuesto por cinco cargos políticos (2 del PP, uno de CiU y dos del PSOE, incluyendo la presidencia) examinaba un voluminoso informe técnico en el que se analizaban las condiciones de seguridad de la planta y su grado de cumplimiento de las normativas técnicas más modernas.

Por situar la situación en contexto, Garoña es la central nuclear más vieja del país (y la 15ª más vieja de las más de 450 centrales del mundo) y produce unos 480 MW de potencia, lo que supone algo menos del 1% de la potencia eléctrica consumida en España. Sobre su estado de conservación, podemos ver lo que dice la empresa explotadora, Nuclenor, que afirma haber sustituido el 50% de los equipos de la central y que no supone ningún tipo de riesgo para nadie, o podemos ir a Greenpeace, que hace unos meses llegó a bloquear la puerta de la central para protestar sobre su falta de seguridad. Y como siempre, profundizando con seriedad en la cuestión, tenemos los simpáticos pero cerebrales comentarios del Ministro de Industria.

Más allá de la polémica, en un informe publicado en 2004 por el CSN se puede comprobar que la central tiene serios defectos, y que su reparación es problemática: la vasija del reactor -una gran cuba de acero que contiene los materiales en reacción y el agua que los refrigera- tiene una grieta importante en una de sus soldaduras y varias más en diversos sistemas de bombeo. Por último, las las junturas de las barras de control -que son el sistema de seguridad que impide que la reacción de fisión se descontrole- también presentan numerosas fisuras. Estos problemas están asociados a las duras condiciones de trabajo de los materiales (altas temperaturas combinadas con la presencia de agua y un importante flujo neutrónico), agravadas por el hecho de que el acero empleado corresponde a una tecnología de hace 50 años, mucho menos desarrollada en estos aspectos.

Como la sustitución completa de la vasija por otra más moderna no es planteable -costaría casi como construir una central nueva- el tipo de soluciones empleadas no son menos preocupantes: un sistema de tirantes que sujetan la grieta principal, “grapas para evitar el desprendimiento de partes sueltas” (sic.) y una especie de tapones para cubrir las grietas de las penetraciones de las barras. Sin duda, la gente del CSN sabe lo que hace, y parece que con eso la central va tirando, pero desde luego la sensación de seguridad que da no es muy firme. Quizá por eso no hay fotos en ningún sitio y hay que tomarse la molestia de leer un informe técnico para enterarse de los detalles de lo que pasa allí…

En esta situación, el CSN lleva ya seis reuniones tratando de decidir si su operación sigue siendo técnicamente viable, con el propósito final de elaborar un informe para Industria. Este informe sólo sería vinculante en caso de ser negativo, y crearía una clara disyuntiva polítiva para el Gobierno en caso de ser positivo. Posiblemente por eso, el ejecutivo (e incluso, en parte, la oposición) lleva los últimos meses escudándose detrás del informe inconcluso para evitar definirse claramente al respecto, ya que eso supondría una toma de posturas en el debate nuclear.

Y aquí es donde llega lo más grave del asunto: más allá de la viabilidad técnica de Garoña, más allá de si vale la pena mantener la central aun cuando sea segura, el debate se ha hurtado miserablemente a los ciudadanos. El día 5, límite para la elaboración del informe, el Pleno del CSN se limita a decir que “ha terminado” el informe y que lo hará público el lunes, cuando sea entregado al ministro. ¿Y por qué el lunes y no el viernes? Porque el domingo hay elecciones.

Naturalmente, el contenido del informe se ha filtrado (la SER cuenta con el testimonio de uno de los consejeros, sin ir más lejos) y, no muy sorprendentemente, resulta ser favorable a la continuación de la operación. Y sin embargo, los principales medios de comunicación omiten toda información al respecto, o siguen sosteniendo que el informe tendrá que esperar al lunes. En particular, la desfachatez de El País es indignante: mientras la SER ya sabe el contenido del informe el viernes, este periódico publica una editorial el sábado en la que, además del habitual panegírico nuclear, dice no saber qué va a decir el informe. Y hoy, día de las elecciones, repiten tema de editorial y nos cuentan que el informe es positivo y que eso es estupendo. Que el diario Gara sea el único que denuncie expresamente la renuencia del Gobierno a rendir cuentas a sus ciudadanos ante este tema resulta muy triste…

El Gobierno ha dejado claramente pasar la oportunidad de anunciar dos días antes de las elecciones que, a pesar del informe del CSN, decide cerrar Garoña debido a consideraciones estratégicas o medioambientales. O por el contrario a anunciar que la central es necesaria para nuestro modelo energético y a explicarnos por qué.
Si los ciudadanos sólo podemos intervenir en la toma de decisiones votando una vez cada cuatro años, en base a propuestas y promesas no vinculantes, y si los representates que vamos a elegir deciden impunemente ignorar sus compromisos -Zapatero aseguró expresamente que no apostaría por la energía nuclear- y ocultan su postura a los ciudadanos justo en el momento en que estos pueden tenerla en cuenta a la hora de votar ¿Por qué lo siguen llamando “debate” nuclear?¿Qué es lo que tiene esto de debate?

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