El siguiente texto es parte de un artículo publicado en el número de Febrero de la revista “Energías Renovables” y que se puede leer completo en las páginas 18-24 de la revista digital.

<< Han alumbrado ya dos documentos “que han recibido una muy buena acogida” y cuyos títulos son una auténtica declaración de intenciones: “Entiende el mercado eléctrico” y “Primas para las energías renovables a coste cero para los consumidores”. Su “manifiesto constitutivo”, fechado en 2007, incluye un párrafo visionario que dice mucho de lo que vale su pensamiento. He aquí: “el modelo económico capitalista ultraliberal en boga, basado en la aplicación sistemática e indiscriminada de criterios de mercado y en  la desregulación de todas las áreas de la economía, y aún de la sociedad; en la generalización de la economía financiero-especulativa por encima de la productiva; en la doctrina del crecimiento indefinido; en la globalización económica; en el consumo y en el endeudamiento masivos por parte de la población; arroja, incluso cuando es considerado en sus propios términos, serias dudas acerca de su capacidad de perpetuarse y coloca a la sociedad bajo la continua amenaza de las crisis económicas”.

En fin, visionarios en 2007 –antes de que estallara una crisis que no tiene parangón y que muchos no se acabaron de creer hasta 2010- y cuajados de ideas hogaño. “El ciudadano puede hacer un montón de cosas, pero lo primero es estar informado –apunta Gallego Castillo-, para poder decidir con pleno conocimiento de causa; por otro lado, los poderes públicos deben concretar los objetivos de la política energética, que pasan por minimizar la dependencia del exterior, desarrollar industria propia, mantener una investigación puntera en una tecnología renovable, que es de futuro… Lo fundamental es que el objetivo esté claro y los poderes públicos se pongan manos a la obra”.

En las antípodas, señalan desde el OCE, “los bandazos legales a los que estamos siendo sometidos responder a los intereses del oligopolio y nos están llevando a abandonar el tren de la comptetitividad y a estar totalmente secuestrados por el déficit”. ¿Qué puede hacer el ciudadano, pues? “Informarse –insiste Gallego Castillo- e intentar desvincularse lo máximo posible de estas empresas, lo cual pasa por ejemplo por las cooperativas energéticas; eso supone que el dinero de tu factura de la luz, sin necesidad de que sea más cara, no va a ir a esas empresas; va a ir a cooperativas que no tienen altos ejecutivos, y en las que los dueños de las decisiones son los propios cooperativistas. En fin, información, posicionamiento y a señalarle el camino a los políticos”.  >>